Modelo de negocio: Robisco Abogados

No ha pasado un año, ni siquiera el virus pasó, pero he conseguido desarrollar, “casi” sin querer, un nuevo modelo de negocio.

Explotar las habilidades ocultas de una “profesión” (la política, aunque cualquier otra puede valer para el modelo), me permitió sacar lo mejor de ella, aunque bien es cierto, que recojo ahora, lo que entonces sembré.

Fui cuidadoso con quien consideraba buen profesional y enormemente respetuoso con los técnicos. Luego, cuidé y admiré a la gente sencilla.

Sin quererlo, me han devuelto el doble de lo que di.

Las pequeñas señales de los golpes me siguen doliendo, como a cualquiera, pero se han convertido en imprescindibles en mi modelo de negocio.

Y lo más importante lo atendí, cuide mi profesión, la compatibilicé y me formé. Sin quererlo, pero con mucho esfuerzo, preparé el cóctel.

Formación, profesión, conocimiento y relaciones públicas.

¿Es esto suficiente? No. Falta el olfato y la vista. Y por último, el sentido común.

Cambié mi temor y mi vergüenza, por convencimiento y atrevimiento. Cambié mi ignorancia digital, por pinchar sin miedo en las redes sociales y descubrí la publicidad gratuita, uno de los secretos del modelo. Hay que ser un “jeta digital”.

Aprendí a que jamás se escapa un cliente. Lo aprendí, porque de joven los perdí.

Y busque la garantía y la seguridad profesional, una vez más, en mi instinto y en mis relaciones sociales.

No os lo he contado del todo, porque me falta ganar el dinero que considere que vale, cuando, además, lo concluya.

Y la última clave, la principal, la que no falla si no se olvida, la humildad. De la soberbia, que la tuve, aprendí, que el negocio está en la humildad y en la generosidad (“el que regala bien vende”). Este consejo lo aprendí de mis AMIGOS.

Así que todavía me queda, me queda seguir con el modelo y cuando toque, contarlo, pero como veis, contar lo que interese contar.

 

23/11/2020